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Un recinto en Pinar del Río, donde los niños aprenden y están cuidados

Dairy Hernández Serrat es una experimentada educadora musical de la Primera Infancia. Ella casi llega a la edad de la jubilación, pero la vida le ha enseñado que para trabajar con niños pequeños hay que estar muy preparados.

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Tomado de periódico Guerrillero

Dairy Hernández Serrat es una experimentada educadora musical de la Primera Infancia. Ella casi llega a la edad de la jubilación, pero la vida le ha enseñado que para trabajar con niños pequeños hay que estar muy preparados.

Hace muchos años mientras trabajaba la temática de la jornada martiana en el círculo infantil Amiguitos de la Ciencia,  donde labora, un pequeño de cinco años le preguntó: “Tita Dairy, ¿y por fin La Edad de Oro es un libro o una revista?, porque mi papá me dice que son revistas”.

La educadora tuvo que explicar que sí, que primero fueron cuatro números de una revista, que después se llevaron a un libro para los niños de América, y les comentó sobre algunos datos más de La Edad de Oro.

“A mí siempre me gusta hablarles del Maestro, de su vida, para después enseñarles canciones, fragmentos de cuentos adaptados y poesías. Pero ese día aprendí  que los docentes tenemos que prepararnos en los temas, leer, investigar,  porque los niños en estas edades nos sorprenden con  conocimientos de datos y hechos históricos, y  pueden hacer preguntas que uno no espera”.

Esta anécdota, es una entre muchas de esta educadora musical, destacada por los premios logrados en concursos, ya sea por sus composiciones como por sus trabajos investigativos.

En el mes de mayo presentará otro de sus aportes en un evento en Matanzas.

El trabajo actual incluye un folleto que tiene juegos sugerentes para los movimientos finos de los dedos y manos, y la motricidad gruesa de la cabeza, el tronco y las piernas.

Por eso la vemos en el patio del círculo infantil, sito en la calle Primero de Mayo de la capital pinareña, guitarra en manos y la canción andando.

Pongo los dedos para dentro

Pongo los dedos para afuera

Pongo los dedos derechitos

Y me rasco la nariz.

Mientras los niños mueven sus dedos y hacen movimientos de forma espontánea y libre. Son felices.

Una EstrellitaSube la escaleraYo tengoJuego con las manos y Dos hermanitas, son algunos de los títulos de las canciones.

CON OLOR A COMIDA SABROSA

Mientras recorremos el círculo infantil Amiguitos de la Ciencia, un rico olor a comida llega a nosotros.

En la cocina Maribel Aragón, María Teresa Álvarez, Elisa Mederos, Rosibel Delgado y Odalis Lazo son las que se ocupan de la elaboración y confección de los alimentos, para garantizar las meriendas y el almuerzo de los pequeños.

Ellas nos comentaron sobre el cuidado e higiene que tienen en el local, la correcta manipulación  y cocción de los alimentos, así como de la garantía del agua hervida y de la limpieza de los utensilios.

“Nuestra labor es muy importante”.  Nos afirman Maribel y María Teresa, y el equipo de reporteros coincide con ellas.

JUEGOS, RISAS Y APRENDIZAJE

En el tercer año de vida los niños juegan y comparten, a la distancia observamos cómo las educadoras cumplen su función: Orientan, guían y enseñan.

Yanet Díaz Dueñas, subdirectora docente del centro, se mezcla entre el colectivo y se relaciona con los infantes.

Nos informa que el círculo tiene 192 niños, de ellos 91 hembras y 101 varones; también nos explica que cuentan con la cobertura laboral completa, con 53 trabajadores y de ellos 36 docentes.

En el claustro seis educadoras son master y 15 tienen el título de licenciadas, mientras las demás se superan en los diferentes años en la Universidad.

La subdirectora nos explicó que realizan el trabajo metodológico a partir de la evaluación profesoral, que se proyectan acciones en el plan anual, para dar respuesta a las irregularidades y dificultades.

La enseñanza está encaminada a la dirección pedagógica del juego, y la variabilidad de materiales que deben  existir para la ejercitación de los contenidos en la actividad independiente.

Destacó la creatividad de las educadoras en la elaboración de los medios de enseñanza y como ingrediente principal el amor, con todo eso los infantes aprenden.

“Nosotros medimos los conocimientos de los niños a partir de la evaluación final de los logros del desarrollo de  cada año de vida, o sea del desempeño de los  cada área, de forma integral”.

A Yordanka Argudín Martínez, educadora de tercer año, la vemos desempeñarse en su profesión, en la mesa junto a los niños les orienta las actividades a desarrollar.

Solo tiene 25 años de edad, y ya entre las prácticas y el trabajo tiene ocho años de experiencia en la profesión.

“Escogí la carrera porque me gusta trabajar con los pequeños de estas edades, formarlos para que estén mejor preparados al enfrentarse a otra enseñanza.

“El cariño hacia los niños es fundamental, a aquel que llega llorando darle una atención diferenciada, todo radica en el amor que les des”.

Ya casi nos marchamos y vemos a la educadora Osleidys Martínez Rodríguez cómo imparte una actividad independiente para ejercitar el desarrollo del lenguaje a través de la muestra de láminas.

Entre las imágenes,  enseña una de Martí, entonces los niños observan, responden y preguntan, un escenario idóneo para aprender.

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