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POR EL ALMA DE CUBA

Cuando aquel viernes, 11 de enero de 1949 un grupo de marines yanquis decidieron divertirse escalando sobre la estatua de José Martí en el parque central de la capital, no imaginaban en qué lío se estaban metiendo. El sábado 12 la Universidad de La Habana estalló en un hervidero. Un joven leyó la noticia y […]

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Cuando aquel viernes, 11 de enero de 1949 un grupo de marines yanquis decidieron divertirse escalando sobre la estatua de José Martí en el parque central de la capital, no imaginaban en qué lío se estaban metiendo.
El sábado 12 la Universidad de La Habana estalló en un hervidero. Un joven leyó la noticia y la ira se apoderó de todos. De pronto alguien gritó: ¡Al parque!
Y allá se fueron todos. Se sucedieron intervenciones, todas en protesta por la ofensa. Se había irrespetado al más genuino símbolo de cubanía, patriotismo y dignidad de este país. Se colocó una ofrenda floral y se rindió honor al Maestro. Poco a poco se sumaron estudiantes de otros centros preuniversitarios, trabajadores y el pueblo. En la multitud enardecida se escuchó: ¡A la embajada Yanqui!!!
Y a la embajada se fueron a reclamar, porque aquella afrenta vino de allá, del norte, y porque ningún cubano digno podía permitirla ni convivir con ella.
Setenta años después una nueva afrenta al hombre de la Edad de Oro cruza el estrecho de la Florida montada sobre billetes verdes, con tripulación mercenaria, para profanar los bustos del más universal de los cubanos.
Si en una república entreguista, con un gobierno servil y lacayo, sin preocupaciones por la cultura e identidad nacional, se levantó todo un pueblo en defensa del Apóstol, ¿qué se podría esperar de un país que se ha cultivado y erigido sobre doctrinas martianas, antiimperialista y fidelistas? Un pueblo en el que sus niños se exponen sin miedo para rescatar un busto del Héroe Nacional en medio de un huracán, que cultivan flores blancas para que no les falte a Martí y que se guía por su ideario patriótico.
Desde entonces no ha faltado una flor al Maestro, no han cesado los actos de repudio a la barbarie, ni han faltado acciones de desagravio.
El pasado lunes 27 de enero la noche se iluminó en toda la isla, con antorchas de dignidad y patriotismo para esperar el 167 Aniversario del natalicio de quien echó su suerte con los pobres de la tierra y ayer 28 las calles se llenaron con el júbilo y regocijo de nuestros infantes en un Desfile Martiano, porque nada será mucho y todo será poco para honrar al ALMA DE CUBA.


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