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Niños y adolescentes cubanos saludables y felices

Cuba avanza, con muchos retos y empeños, asegurando el porvenir de niños y jóvenes, protegidos por leyes y prácticas, algo irrealizable en los tiempos pre revolucionarios carentes de escuelas, maestros, vacunas, hospitales y médicos para todos. La transformación de la anterior triste realidad de la infancia y la juventud representa uno de los mayores logros […]

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Cuba avanza, con muchos retos y empeños, asegurando el porvenir de niños y jóvenes, protegidos por leyes y prácticas, algo irrealizable en los tiempos pre revolucionarios carentes de escuelas, maestros, vacunas, hospitales y médicos para todos.

La transformación de la anterior triste realidad de la infancia y la juventud representa uno de los mayores logros de la política social cubana en los últimos 60 años y, al mismo tiempo, un rotundo triunfo de la Revolución que garantiza su continuidad.

La Constitución de la República de Cuba prohíbe el trabajo de las niñas, los niños y los adolescentes; todos los hijos tienen iguales derechos y de su educación es responsable la sociedad y las familias.

Esto se corresponde a que en su articulado expresa claramente: Todas las personas tienen derecho a la vida, la integridad física y moral, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz, la salud, la educación, la cultura, la recreación, el deporte y a su desarrollo integral.

DE AYER A HOY 

El rostro de la República neocolonial (1898-1958) estaba pintado de latifundio y monocultivo, de casinos de juegos, pistoleros y cuerpos represivos, y la embajada estadounidense que daba las órdenes.

De campesinos muy pobres que veían morir a sus pequeños a la orilla de los caminos, sin posibilidad de asistencia médica y de una hidratación oportuna para salvarlos de la gastroenteritis.

Un pasado en que la poliomielitis, provocaba cada año 300 inválidos o muertos entre los niños cubanos y la difteria, que afectaba a 600 pequeños anualmente.

Cada año morían también numerosos niños como consecuencia del sarampión y el tétanos neonatal.

Entonces era el presente de niños de la calle, descalzos, que intentaban sobrevivir empeñándose como limpiabotas o vendedores de periódicos, viajaban colgados por fuera de los ómnibus y carecían de un futuro mejor a la vista en una sociedad donde había más desempleados que trabajadores.

La Habana, meca del gansterismo local y la mafia extranjera, deslumbrante, llena de anuncios lumínicos, muchos en inglés, saludaba al visitante, negando la miseria de buena parte de sus habitantes.

Época también de enfermos y pordioseros a las puertas de iglesias y hospitales, donde los mutilados que se arrastraban por el pavimento en busca de la caridad pública.

En cambio, en este país hoy la alegría juvenil anuncia en plena primavera la proximidad de las vacaciones veraniegas, cuando más de un millón 745 mil niños y adolescentes inundaran la vida cotidiana, seguros y saludables, al terminar el año lectivo.

En las últimas semanas del presente curso escolar 2018-2019, iniciado el pasado septiembre, concluyen materias, seminarios y talleres, en las enseñanzas primaria y secundaria; y en esta última y el preuniversitario, se aprestan los aspirantes a estudios superiores.

Al ocurrir el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, solo el 56,4 por ciento de los niños podía asistir a la escuela primaria y el 28 por ciento de los menores y jóvenes, entre los 13 y 19 años de edad, lograba continuar sus estudios en los centros de enseñanza media.

Según el Censo de Población, realizado ese año, un millón de personas, el 23,6 por ciento de la población adulta, era analfabeta (11 por ciento y el 41,7 por ciento, en los sectores urbano y rural, respectivamente).

Desde el inicio del actual proceso social grandes esfuerzos se realizan en favor de la educación y también de la salud.

El Estado garantiza que los servicios de educación sean gratuitos, asequibles y de calidad para la formación integral, desde la primera infancia hasta la enseñanza universitaria de posgrado.

Actualmente destina el 23 por ciento del presupuesto al sector educacional (10 por ciento del Producto Interno Bruto), en correspondencia con la política cubana de ofrecer una educación inclusiva, gratuita y de calidad.

Este principio defendido desde el triunfo de la Revolución, en 1959, cambió la situación desastrosa de la infancia y el país garantiza la educación a la totalidad en edad escolar.

Desde 1959 al curso 2017-2018 Cuba graduó un alto número de universitarios, en carreras Pedagógicas, Ciencias Médicas, Sociales y Humanísticas, Técnicas, Ciencias Naturales, Matemáticas, Agropecuarias, Económicas, Cultura Física y Arte.

Igualmente, la salud pública es un derecho de todas las personas y el Estado garantiza el acceso, la gratuidad y la calidad de los servicios de atención, protección y recuperación.

Para ello existe un sistema de salud a todos los niveles, accesible a la población, y se desarrollan programas de prevención y educación.

El Programa Nacional de Inmunización, creado a partir de 1962, combatió inicialmente la poliomielitis, difteria, tétanos, tos ferina y una forma clínica de la tuberculosis.

La población está protegida hoy de 13 enfermedades por vacunas, totalmente gratuitas.

Para orgullo del modelo sanitario cubano, se mantiene eliminada la poliomielitis y todos los cubanos menores de 71 años están protegidos (desde 1962 al 2018 fueron aplicadas 85 millones 200 mil dosis de la vacuna).

Este año en la exitosa 58 Campaña de Vacunación anti poliomielítica, fueron inmunizados 61 mil 291 niños, de 30 días de nacidos hasta los 2 años, 11 meses y 29 días y, reactivada la protección a 19 mil 955 niños, desde nueve años de edad, 11 meses y 29 días de nacidos.

Tomado de https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=277191&SEO=ninos-y-adolescentes-cubanos-saludables-y-felices&fbclid=IwAR1wYuaYQhZ1xu56Qc1tB5VAer9-KBNRzs6WsY_rUBdNrCGwSXbrrAKzbQY

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