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La gratitud de los que firman por el Nobel ya es un premio

Una información reciente hacía notar que, hasta el cierre de marzo, la iniciativa griega para el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2021 al contingente internacionalista de médicos cubanos Henry Reeve, superaba las 230 000 firmas de respaldo

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Tomado de periódico Granma

Una información reciente hacía notar que, hasta el cierre de marzo, la iniciativa griega para el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2021 al contingente internacionalista de médicos cubanos Henry Reeve, superaba las 230 000 firmas de respaldo.

Sin embargo, el número –expresión cuantitativa de un reconocimiento mayor, el de los pueblos– se lee todavía mejor en la gratitud de los miles de pacientes que salvaron sus vidas en las manos de los galenos solidarios.

Desde que partió el primer grupo, el 17 de marzo del pasado año, a contribuir a la lucha contra la COVID-19 en el mundo, a ninguno de los que han integrado esas 57 embajadas por la vida les pasó por la cabeza la idea de incluirse entre las propuestas que consideraría el Comité Noruego de los Nobel.

Por la postulación abogan aquellos, los agradecidos, los que padecieron la enfermedad y fueron atendidos sin miramientos de cualquier índole, por nuestros doctores, enfermeros, especialistas, técnicos. De esto no entenderán, por supuesto, quienes aplastan, con el peso insoportable del egoísmo y las cuentas financieras, ese elemental derecho humano que es la salud.

La cantidad de firmas por el Nobel es un número grande, como lo es el noble gesto del griego Velissarios Kossivakis y su equipo, quienes desplegaron la hermosa iniciativa. Pero él sabe, porque recordó al Che, que prodigar salud significa «brindar servicio público a la mayor cantidad posible de personas, fijar un programa de medicina preventiva (…) y orientar las posibilidades creativas de todo el personal profesional médico y sanitario hacia los deberes de la medicina social». Sabe también, porque conoce a Cuba, que no hay premio mayor para esos médicos que salvar una vida.

De ese legado conocen los galenos, pues Fidel se los dijo, mirándolos a los ojos: «Lo más importante habrá de ser su consagración total al más noble y humano de los oficios: salvar vidas y preservar salud. Más que médicos, serán celosos guardianes de lo más preciado del ser humano; apóstoles y creadores de un mundo más humano».

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