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La escuela y los maestros cuidan

Más de 200 centros del Ministerio de Educación (Mined) funcionan como centros de aislamiento de la COVID-19, en los que más de 5 000 trabajadores laboran en esas instalaciones, aportando su granito de arena en la batalla de todo un país por la vida.

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Tomado de periódico Granma 

Más de 200 centros del Ministerio de Educación (Mined) funcionan como centros de aislamiento de la COVID-19, en los que más de 5 000 trabajadores laboran en esas instalaciones, aportando su granito de arena en la batalla de todo un país por la vida.

«Sin este apoyo sería imposible el buen funcionamiento de estas instituciones», declaró Ena Elsa Velázquez Cobiella, titular de Educación, en las redes sociales. Y es que para que todo marche bien en estos centros de aislamiento, muchos docentes se desempeñan en las más disímiles tareas. No se escatima ningún esfuerzo.

Por ejemplo, José Ángel Ordaz Pacheco, subdirector general de la Dirección Provincial de Educación en La Habana, asumió la misión de coordinar, desde mayo de 2020, el funcionamiento de dos de estos centros, en una tarea asignada por el Consejo de Defensa Provincial.

En su «nueva» responsabilidad está «valorar la alimentación, el completamiento de las tripulaciones, tanto médicas como de servicio, la logística, el estado de opinión de todos los pacientes…

«Se hace un resumen semanal, existe un médico jefe responsable de esos centros de aislamiento, que coordina con nosotros todos los días. También valoramos todo el seguimiento, que no haya ningún fallo de tripulación… es arduo el trabajo», afirmó.

Desde su condición de maestro destaca el papel protagónico que desempeña el personal de Educación, al dar el paso al frente en una emergencia sanitaria como la que vive el país con el SARS-COV-2.

Al expresar su orgullo por el esfuerzo, señaló que este es un sector humilde, trabajador y revolucionario. Es uno de los acontecimientos que, como les decimos a los jóvenes que están en esta tarea, ha sido nuestro Girón, nuestra Sierra Maestra, nuestra lucha clandestina.

«Ha existido y existe un compromiso de seguir respaldando al Ministerio de Salud Pública, para darles la atención a las personas que, desgraciadamente, se han enfermado o han sido sospechosos de ser contactos de positivos al virus».

VILLA VARONA

En la capital del país, entre 180 y 260 profesores integran cada tripulación que brinda servicios en los centros de aislamiento. En la primera etapa de enfrentamiento a la pandemia, los casi 3 000 maestros de otras provincias, que apoyan la docencia en la capital, también se sumaron a este empeño.

Una de las instituciones del Mined que en la actualidad funciona como centro de aislamiento es la residencia Villa Varona, en Ciudad Libertad, donde los maestros atienden directamente a pacientes contagiados con la COVID-19.

Con Luis Rubalcaba, director de la residencia Villa Varona, Granma conoció que a los docentes que están en esa institución se les han creado todas las condiciones:

«Se les ha entregado la protección necesaria, que incluye el traje plástico, la sobrebata, la careta y el gorro para atender directamente a estos pacientes positivos».

Por su parte, Ilis Milay Laudinot Isaac, funcionaria de Educación, se refirió a la convocatoria hecha a los profesores del municipio de Marianao por los diferentes niveles educativos, para completar los equipos de atención, que cambian cada 14 días.  Un esfuerzo que significa estar lejos de la familia por un periodo de tiempo.

TRISTEZAS Y ALEGRÍAS

El profesor Reynaldo La O Sánchez, licenciado en Historia de Cuba, es jefe de grado en la escuela Antonio Maceo y ha trabajado en cuatro centros de aislamiento.

Relató que cuando lo convocaron «enseguida me comuniqué con mi casa. Tengo jimaguas y me dijeron que, si era por la Revolución, pues a dar el frente, pero insistieron en que tenía que cuidarme».

Recordó sus primeros días en uno de esos centros: «Cuando llegamos había que usar aquel uniforme. Apenas nos reconocíamos, pues solamente se nos veían los ojos. Entrabas por la mañana y a veces era de madrugada y no tenías relevo. La situación era muy difícil y la familia lejos de nosotros. Teníamos la información que nos daban y escuchábamos la situación que había a nivel internacional, que se agravaba cada día más».

Desde el primer momento ha estado en la llamada Zona Roja y no olvida los momentos tristes ni tampoco las grandes alegrías. «Tuve la experiencia de una persona que no tenía familia. Yo era quien lo bañaba, lo afeitaba… Se estaba recuperando y, de momento, el hombre falleció, ya que tenía unas cuantas enfermedades de base. Eso me dolió muchísimo».

Pero no todos han sido días aciagos: «Muchos entraban y podía tener la satisfacción de ver cuando se recuperaban, cuando les daban el alta y aplaudíamos cuando se iban para sus casas». Ambas vivencias el profesor La O Sánchez las llevará para siempre en su corazón y exhorta a los demás docentes a que den el paso al frente. «El país necesita este apoyo, la colaboración de todo el pueblo, necesitamos el apoyo de todo el personal docente, y que también se cuiden».

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