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Juantorena ofrece su corazón a la escuela Marta Abreu

El Centro Regional para la atención a niños con discapacidad físico-motora de la región central, Marta Abreu, ubicado en Santa Clara es un lugar especial. Allí cada trabajador está pendiente de la vida de sus 73 estudiantes. Los alumnos son los protagonistas y una gloria del deporte como Alberto Juantorena pudo comprobarlo cuando este jueves, […]

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El Centro Regional para la atención a niños con discapacidad físico-motora de la región central, Marta Abreu, ubicado en Santa Clara es un lugar especial. Allí cada trabajador está pendiente de la vida de sus 73 estudiantes. Los alumnos son los protagonistas y una gloria del deporte como Alberto Juantorena pudo comprobarlo cuando este jueves, al visitar la escuela, fue recibido por los pequeños Lisdey Aragón Lara y Marcos Antonio Guerra Arjona.

Los niños prepararon el recorrido del doble campeón olímpico en Montreal 1976 (en las disciplinas de 400 y 800 metros planos), quien formaba parte de una delegación del Inder que visitó varias instalaciones y centros deportivos del municipio.

Desde su llegada a la escuela Marta Abreu, los integrantes de la delegación se mostraron sorprendidos por las condiciones y el trabajo que se realiza en el centro. Lisdey y Marcos no dejaron escapar un solo detalle en el recorrido y mostraron a «El elegante de las pistas» el anfiteatro, las aulas, el comedor, los departamentos especializados, la biblioteca, los alojamientos, laboratorios y áreas de rehabilitación.

Sobre el mediodía, Juantonera se interesó por el proceso docente de la escuela. Irrumpió en un aula donde, según la pizarra, se impartía una clase de Historia Moderna. «Me siento muy feliz de estar aquí con ustedes», dijo luego de saludar a la profesora. Casi sin terminar su parlamento, fue sorprendido por el niño de 13 años Javier González Aguilar, quien lo reconoció inmediatamente:

—Para mí es un honor conocerlo— afirmó sin cerrar su libro.

—El honor es mío, ¿qué estas estudiando?— contestó Juantorena, mientras se acercaba a tomarse una foto con el niño que padece de una parálisis cerebral infantil y llegó a esta escuela desde Cabaiguán.

—Me preparo para el trabajo integrador sobre revoluciones burguesas— respondió Javier, sin miedo al flash de las cámaras.

—¡Cuando mi papá vea las fotos va a tener un infarto! Él lo seguía a usted desde sus primeras carreras. Yo quiero ser igual que usted, pero en ajedrez—agregó.

—Vas a ser mejor que yo. Solo tienes que prepararte bien— contestó el astro de las pistas cubanas.

Javier parece estar en el lugar correcto si quiere tener buenos resultados como deportista. Esta visita consolida los lazos existentes entre el Inder y el Ministerio de Educación. Sobre estas iniciativas, Oscar Beltrán, Jefe del Departamento de Atención a Atletas con Discapacidad de la dirección nacional del Inder, quien participó en el recorrido, aclaró:

«En una escuela como esta vemos todo lo que se puede lograr. Para nosotros estos centros se nos convierten en unas EIDE del deporte discapacitado. De aquí pueden salir los talentos que ingresen a las escuelas deportivas provinciales e incluso a nuestros equipos nacionales que participan en los Para-panamericanos  y los Paralímpicos».

Al concluir un emotivo encuentro con los trabajadores del área de rehabilitación, el titular del Inder en Villa Clara, Arildo Hernández Sánchez agregó: Los vínculos de nuestra institución serán directos con esta escuela. La EIDE Héctor Ruiz de Villa Clara fue la primera en incorporar atletas discapacitados en el país y la escuela Marta Abreu puede aportarnos mucho. Las relaciones entre el Inder y Educación en la provincia se han fortalecido y los resultados se ven en las últimas competencias».

Mientras los directivos ganaban el protagonismo que hasta el momento habían tenido los dos pequeños anfitriones del recorrido, Lisdey y Marcos Antonio dejaron salir la tensión de un instante tan importante para ellos como esta visita. La niña, jefa de colectivo del centro, dijo desinhibida: «Es un gran placer acompañar a una estrella tan grande como Juantorena. Nos sentimos muy nerviosos, pero muy emocionados por su presencia».

Por su parte, Marcos, quien organiza su discurso como un orador experto, declaró a Vanguardia: «Hoy pudimos acompañar a una gloria de su nivel en este recorrido. Para mí es un honor haberle presentado nuestra escuela, las atenciones que tenemos, nuestras actividades y nuestros horarios».

Alberto Juantorena pudo compartir con varios integrantes del personal que trabaja en Marta Abreu. Desde su directora hasta las cocineras. Quizás el señor encargado de la seguridad, con alrededor de 60 años, le dio el abrazo más sincero luego de interceptarlo con un «Campeón, ¡usted aquí!». Pero lo que realmente conmovió al hoy presidente de la Federación Cubana de Atletismo fue el trabajo con los niños.

En otra aula conoció a Manuel Fernández Pineda, joven de 15 años con una lesión estática del sistema nervioso central.

—Yo lo he visto corriendo en la televisión— dice Manuel cuando su profesor le pregunta quién vino a verlo.

—El Juantorena que ves ahora, no es el de la televisión— interviene el campeón entre risas.

—Yo vi que se quedaba atrás y al final remontó— refiriéndose, quizás, a la carrera de 400 metros en la final de los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, donde superó en los últimos metros a Fred Newhouse, para ganar su segunda medalla de oro de esa justa.

—Eso es verdad. Es gracias a mi zancada larga— le dijo jocosamente.

Manuel vino desde Cienfuegos hacia este centro y ya hoy se siente muy a gusto en él. El joven hizo retrasar la agenda de visitas del grupo para que Juantorena conociera su dormitorio. En un momento más íntimo, lejos de las cámaras, le confesó al campeón: «Esta es mi familia también».

Pudiera decirse que pasado un rato, esta pequeña delegación del Inder dejó de sentirse como «visita» en la escuela Marta Abreu y comenzó a identificarse con la familia a la que hizo referencia Manuel.

Alberto Juantorena también lo vivió así y terminó el recorrido con un grupo de estudiantes que jugaban baloncesto en una de las canchas de la instalación. A ellos no les interrumpió con un discurso sino con una extraña forma de simular —casi de forma perfecta— un silbato de árbitro. Allí contó cómo una simulación de este tipo, en medio de un juego de baloncesto, le valió una suspensión en sus tiempos como basquetbolista en su natal Santiago de Cuba.

Antes de partir, el astro cubano confesó a Vanguardia la emoción sentida con la visita. «Esta escuela puede ser muy bella desde el punto de vista constructivo, pero la belleza fundamental está en las personas que trabajan aquí. En el corazón, la amabilidad, el cariño, el amor con que tratan a estos muchachos. Estoy emocionado realmente, porque esto es una escuela linda».

Tomado de http://www.vanguardia.cu/villa-clara/14281-juantorena-ofrece-su-corazon-a-la-escuela-marta-abreu?fbclid=IwAR3Dl-cNMywoRWJ_de7-Nw2x4Fj8aGD0TAewQ_in7LualvwH_z8-XFq0ZXk

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