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Ingenio contra el bloqueo en escuela camagüeyana

El pueblo cubano demuestra a diario su resistencia ante situaciones difíciles, y antepone el ingenio colectivo a las dificultades derivadas de una política hostil de bloqueo seguida por sucesivos gobiernos de Estados Unidos. Pero a pesar de esos contratiempos, en todos los sectores de la sociedad sobran ejemplos de cómo echar a un lado esas […]

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El pueblo cubano demuestra a diario su resistencia ante situaciones difíciles, y antepone el ingenio colectivo a las dificultades derivadas de una política hostil de bloqueo seguida por sucesivos gobiernos de Estados Unidos.

Pero a pesar de esos contratiempos, en todos los sectores de la sociedad sobran ejemplos de cómo echar a un lado esas limitaciones avanzar con esfuerzos propios en la consolidación de conquistas sociales que son ejemplos para naciones del primer mundo.

La educación en Cuba no escapa a los efectos dañinos de la obsoleta política de la administración norteña, y aún más en la enseñanza especial, la más afectada principalmente en los centros que acogen pequeños de baja visión y sordos hipoacúsicos.

Para que los infantes tengan mejor acceso a los conocimientos precisan de la utilización de equipos muy costosos en el mercado internacional, los cuales pudieran adquirirse en Estados Unidos, a menos distancia, pero el archipiélago está obligado a comprarlos en otros países lejanos, incrementando el costo de los fletes.

La escuela especial Antonio Suárez Domínguez ofrece atención a niños de casi todos los municipios de la provincia de Camagüey con deficiencias sensoriales, y su colectivo diariamente busca alternativas para suplir medios y equipos vitales en el tratamiento de los educandos.

En el plantel son esenciales, además, medios tiflotécnicos como las máquinas braille, valoradas entre 600 y 700 dólares, con las cuales los niños ciegos o de baja visión pueden escribir y comunicarse con mayor rapidez.

Son producidas en EE.UU. y en territorios europeos, y la provincia dispone solamente de 14 máquinas deterioradas, pero aun cuando se trata de repararlas en ocasiones su obsolescencia no permite hacerlo.

Libia Domínguez Navarro, profesora de estimulación visual, explicó que a nivel internacional se ha alcanzado un gran desarrollo científico-cultural mediante la creación de equipos de tecnologías avanzadas, cuya importación se encarece para Cuba.

Una efectiva estimulación visual, refirió, exige, por ejemplo, el horno fusher y el thermo form, los cuales permiten a los docentes hacer láminas a relieve, para que los niños ciegos a través del tacto puedan acceder a los contenidos.

El bloqueo entorpece también la posibilidad de tener una serie de juegos didácticos informáticos y computadoras con el objetivo de lograr la referida estimulación, aunque los Ministerios de Educación y de Salud Pública realizan grandes esfuerzos para garantizar las condiciones mínimas en esa especialidad.

También limita el tratamiento diario con equipos de ortóptica y pleóptica, ya que los medios que se emplean están obsoletos teniendo en cuenta que en esos procederes hoy son más efectivas computadoras que no tenemos, refirió Ireisy Borges Artiles, optometrista que labora en la institución.

Junto a la especialista Rosa Cala Cabrera, Ireisy implementa variantes, entre ellas, ejercicios con botones para que los niños los inserten, cartulinas con figuras y animales donde reafirmen los trazos, y otras con el propósito de ejercitarlos para mejorar su visión.

Similar importancia tienen los equipos de amplificación de sonido, colectivos e individuales (prótesis), y se utilizan solo estos últimos, pues los demás por su deterioro e imposibilidad de sustitución no responden a las necesidades de los infantes.

Sobresale, además, el quehacer mancomunado con Salud Pública para la atención en el Centro Audiológico del territorio, donde los alumnos de dicha escuela poseen prioridad en cuanto a la entrega de prótesis y los moldes cuando se cuenta con ellos, comentó Elaine Rondón, especialista en estimulación auditiva.

Con una matrícula de 68 educandos, y un claustro de 59 docentes y 28 trabajadores no docentes, el colectivo de la escuela especial Antonio Suárez, de Camagüey, no detiene el proceso docente educativo, según aseguró Teresa López León, su directora.

Desde 1990 garantiza la preparación de los pequeños, y su tránsito hacia la enseñanza general, el objetivo fundamental de este tipo de planteles.

Maestros y especialistas ofrecen todo su apoyo a los niños para superar las limitaciones físicas, y predominan el optimismo y la constancia para ayudarlos.

Tomado de http://www.acn.cu/especiales-acn/51465-ingenio-contra-el-bloqueo-en-escuela-camagueeyana-fotos-y-video?fbclid=IwAR2TS0WBKiUExmhd4oqGTNJQzt2Vm0y0KY7-ZnT2OTpwxPKLltuXu5WuQA4#.XcNjGruz6a8.facebook

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