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Frank País García, la historia de la Revolución no podría escribirse sin él

Repasar la vida de este joven combatiente revolucionario que fue Jefe Nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio e integrante de su Dirección Nacional, es recordar una época de heroísmo donde Frank estuvo al frente de su natal Santiago de Cuba insurrecto y de la lucha clandestina en el país

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Tomado de Juventud Rebelde

Entre la pequeña lista de los imprescindibles que, bajo el mando de Fidel Castro Ruz hicieron posible la Revolución Cubana, destaca el nombre de Frank País García, destacado dirigente y organizador clandestino del Movimiento 26 de Julio, nacido un 7 de diciembre de 1934 hace 88 años.

Repasar la vida de este joven combatiente revolucionario que fue Jefe Nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio e integrante de su Dirección Nacional, es recordar una época de heroísmo donde Frank estuvo al frente de su natal Santiago de Cuba insurrecto y de la lucha clandestina en el país.

Así destacaba la figura de Frank el entonces comandante Raúl Castro Ruz después del triunfo revolucionario de 1959 cuando dijo: “Con poco más de 20 años Frank tenía la talla de un auténtico político, la madurez de un luchador avezado, el fogueo combativo de un veterano, la tenacidad de un hombre convencido y la valentía personal de un combatiente de la primera línea. Recto en los principios, organizado y exigente, de una modestia proverbial, valiente hasta la temeridad y de una intuición poco común, era el tipo de hombres que penetran hondo y definitivamente en el corazón del pueblo”.

Por una de esas casualidades de la historia, Frank nació el mismo día que murió en combate el general Antonio Maceo, pero 38 años después. Hijo de Francisco País, pastor de una iglesia bautista, y de Rosario García, ambos gallegos, y queda huérfano de padre en 1939 aún sin cumplir los cinco años.

Su madre se hace cargo de todo y esta pérdida influye en su carácter, madura precozmente, ayuda al sostén de la familia y en la educación de sus dos hermanos menores, Agustín de dos y Josué de un año. Doña Rosario les dio ternura y les inculcó valores de austeridad, patriotismo, orden y disciplina.

Alumno brillante y de gran sensibilidad, tocaba el piano y el acordeón desde pequeño, escribía versos y leía con avidez, sobre todo libros de José Martí y sobre las Guerras de Independencia. En esa etapa al decir de Vilma Espín, su compañera de luchas revolucionarias y posterior relevo a su muerte, Frank tenía dos vocaciones: la primera era la de militar y la segunda, la de maestro.

A los 15 años logra matricular en la Escuela Normal de Santiago de Cuba y abandona el bachillerato. Desde su inicio hasta que se graduó ocupó diferentes responsabilidades, llegó a ser Presidente de la Asociación de Estudiantes y creó una escuela para la superación de los obreros.

Junto a su amigo Pepito Tey organiza el Bloque Revolucionario de Estudiantes Normalistas, controla la Asociación de alumnos de ese centro y los de segunda enseñanza, y luego ingresa en el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) dirigido por el profesor Rafael García Bárcenas, de la Universidad habanera.

Al fracasar el asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, con 19 años, recorrió Santiago de Cuba tratando de encontrar supervivientes y ayudarlos. Elaboró luego un plan para rescatar a los moncadistas presos en la Cárcel de Boniato, pero no lo llevó a cabo por no contar con los recursos necesarios.

Entre 1953 y 1954 la actividad de Frank es constante. Ya en la Universidad de Oriente ocupa el cargo de Secretario de la FEU-O en la escuela de Pedagogía, se integra al Comité pro-reforma agraria, preside el Buró agrario de la FEU-O y participa en el Comité de lucha contra el canal Vía-Cuba, el proyecto imperialista de partir la Isla de Cuba en dos como ocurrió en Panamá.

Frank, crea y dirige una organización llamada Acción Revolucionaria Oriental (ARO) que nuclea a estudiantes, obreros y campesinos. Los lazos se amplían a otras provincias de la Isla y ARO pasa a llamarse Acción Nacional Revolucionaria (ANR) la que logra obtener dinamitas, armas y explosivos con recaudaciones entre las personas más humildes, principalmente obreros.

En 1955 fue detenido acusado de actividades clandestinas, lo cual era cierto, pero no pudo probársele, y juzgado ante Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba quedó en libertad.

Tras la creación del Movimiento 26 de Julio, en el verano de 1955, María Antonia Figueroa y Lester Rodríguez se reunieron en Santiago de Cuba con Frank para transmitirle el interés de Fidel Castro en que se incorporara al Movimiento, y éste no vaciló en aceptar.

Frank se reunió dos veces con Fidel en México, la primera en agosto de 1955, y regresó como jefe de Acción Nacional del Movimiento; la segunda en octubre, para plantearle con franqueza su convicción de que no estaban en condiciones de iniciar la lucha por la falta de armas y preparación. El líder de la Revolución le explicó que ya no podían dar marcha atrás. Su promesa: “En el 56 seremos libres o mártires” constituía un acto de vida o muerte y la palabra empeñada sería cumplida, lo cual entendió y apoyó consecuentemente.

Al regreso, renunció a su puesto como maestro para dedicarse por entero a organizar el levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba y en diversos puntos del país en apoyo del desembarco del Granma. Luego, al establecer Fidel un pequeño núcleo guerrillero en la Sierra Maestra, Frank garantizó el envío de suministros de armas, medicinas y hombres lo cual permitió la supervivencia y el posterior desarrollo de la guerrilla.

En los momentos más difíciles de la guerrilla rebelde dirigida por Fidel Castro, en febrero de 1957 marchó al encuentro de ésta en compañía de Haydée Santamaría, Faustino Pérez, Armando Hart y otros miembros de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio para coordinar el apoyo desde el llano, y guiar al periodista del New York Times, Herbert Matthews, a la presencia de Fidel. La publicación de ésta entrevista echaría por tierra la propaganda batistiana basada en la supuesta muerte del líder de la Revolución.

El 30 de junio de 1957 fue asesinado por las fuerzas represivas de la dictadura su hermano menor, Josué. A pesar del dolor que le embargaba, Frank le ordenó a su hermano Agustín que no realizara ninguna acción de respuesta.

En medio de una encarnizada persecución fue sorprendido producto de una delación, el 30 de julio de 1957, junto a Raúl Pujol en el Callejón del Muro. Las fuerzas represivas los ametrallaron inmediatamente. Al conocer la noticia de la muerte de Frank País a los 23 años, Fidel expresó: “¡Qué bárbaros, los cazaron en la calle cobardemente, valiéndose de las ventajas que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino! ¡Qué monstruos, no saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado! …”

Desde la casa de su novia América Domitro, en la Calle Clarín, partió el interminable cortejo fúnebre donde masivamente el pueblo santiaguero acompañó a pie su cadáver hasta el Cementerio de Santa Ifigenia, como manifestación de dolor y duelo popular por el asesinato del joven revolucionario.

En homenaje a la memoria de Frank y a la de todos los Mártires de la Revolución Cubana, cada 30 de julio se recuerda con una peregrinación en Santiago de Cuba a los hijos de la Patria caídos en defensa de la libertad y los ideales por los que ofrendaron sus valiosas vidas.

 

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