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Experiencias con las clases televisadas en Pinar del Río

El cuarto día del año se inició el curso escolar y en la segunda semana se interrumpió en el municipio de Pinar del Río, por restricción de movilidad debido al aumento de casos positivos a la COVID-19, lo que llevó a la búsqueda de alternativas para continuar el proceso docente, tantas veces sacudido en el país desde el pasado mes de marzo.

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Tomado de periódico Guerrillero

No detenerlo se convirtió en un desafío para la Dirección Provincial de Educación y la televisión, maga de multitudes, abrió su puerta como solución inmediata, gracias a la colaboración de Tele Pinar que buscó mil variantes, sin cambiar su programación habitual, para unirse a los maestros en una experiencia inédita, solo concretada en Cuba en los canales Educativo y Habana.

LA EXPERIENCIA

Maestros a aprender sobre conocimientos técnicos de la transmisión televisiva, equipo del telecentro a apropiarse de la diversidad de contenidos a grabar, cuatro intérpretes decodificando todas las materias para estudiantes con dificultad auditiva, adecuaciones curriculares, búsqueda de materiales didácticos motivadores, noches y madrugadas de grabación brindan hoy a quienes lo lograron un sabor inigualable: el curso escolar sin pausa, niños y familiares agradecidos, firme convicción de que, si se quiere, se puede.

De lunes a viernes, en el horario de 8:30 de la mañana a tres de la tarde, clases televisadas de 30 minutos se imparten para las enseñanzas desde la Prescolar hasta duodécimo grado, además de la Técnica Profesional y la Pedagógica en todas sus especialidades.

El principal destinario es el estudiante y, en el caso de los niños, se suma la intención de orientar al padre para cumplir con el nuevo rol en el aprendizaje y al maestro como acompañante y figura facultada para aclarar dudas y precisar orientaciones, informó Odalis Pacheco Hernández, subdirectora provincial de Educación.

A pesar de la situación epidemiológica en Vueltabajo y la obligación de interrumpir las clases presenciales para los 11 municipios desde el ocho de febrero, el curso marcha sin retrasos. De la semana tercera a la quinta están las clases en la parrilla televisiva, con posibilidad de descargarse a través del sitio oficial de la Universidad de Pinar del Río.

Para quienes no dispongan de recursos para la conectividad, la empresa Desoft, sita en la avenida José Martí de la capital provincial, brinda a la población la facilidad de grabar los encuentros en memoria flash, apoyos institucionales que dan cuenta de las diversas manos que acompañan a la educación como prioridad sagrada del proyecto político social cubano.

“Desde la sexta semana del curso, y hasta tanto se regrese a las aulas, la provincia recibirá las clases grabadas en el canal Educativo, que serán retransmitidas a través de la frecuencia de Tele Pinar. Su programación se difundirá mediante los medios oficiales, aunque se prevé respetar los horarios vigentes que, de forma general, han tenido buena acogida, más allá de la coincidencia con la jornada laboral de algunos padres”, recalcó la funcionaria.

EL EQUIPO

Por ahora no serán los maestros pinareños quienes darán continuidad al curso actual, pero de ellos es el mérito de la respuesta rápida y con calidad. Todas las enseñanzas y asignaturas pasaron por los estudios de Tele Pinar, representadas por una selección de educadores con experiencias y resultados sobresalientes.

Yusneivys Ravelo Arteaga es una de ellas. Me la encontré cuando terminaba de grabar su clase de Español para quinto grado y estoy segura que le interrumpí el disfrute inmediato del deber cumplido, ese instante de suspiro hondo en que sentimos la dicha de haber superado los obstáculos personales para darnos a los demás por entero.

“A pesar del tiempo que llevo como docente, me he preparado mucho para esta labor, y el impulso me lo ha dado la preocupación de los padres por el prolongado receso docente y su impacto en el aprendizaje. Son contenidos nuevos y algunos no cuentan con el nivel adecuado para entender lo que explicamos, por eso superé el miedo a los micrófonos.

“También me fortaleció el orgullo de mis estudiantes que me llaman siempre que me ven en la televisión y la gran oportunidad de poder impartir clases para mi propio hijo y sus compañeros de aula”, contó la profesora del seminternado José Antonio Echeverría.

Sin embargo, Alejandro González García, otro de los seleccionados, no tiene muchas millas recorridas en el campo del magisterio. Es graduado de la escuela pedagógica Tania la Guerrillera desde hace solo cinco años, pero por su consagración profesional ocupa al cargo de director del seminternado Pablo de la Torriente Brau, una de las escuelas primarias más grandes de la provincia.

Para este joven la experiencia podría describirse como insólita: “Nunca había hablado frente a una cámara ni entrado en un estudio de televisión. Ha sido un reto organizar clases de rigor en solo 30 minutos, que sean efectivas para el niño de primer grado, sus padres y docentes”.

Sobre preocupaciones de la enseñanza a distancia, advirtió: “Nada se logra sin el acompañamiento de la familia. En esta realidad, son los máximos responsables de que se alcancen los objetivos del grado y de que el proceso continúe, sin grandes escollos, una vez se restablezcan las condiciones sanitarias”.

Conocedor de la psicología de la edad escolar y del papel de la familia en la contingencia actual, recomienda especialmente: “No olvidemos que lo más importante es la concentración del niño en la clase televisada y luego ejercitar el nuevo aprendizaje, en combinación con sus intereses y gustos. Aunque no se pueda ir a la escuela, sus sentidos y principios deben hacerse presentes en la casa”.

Por su parte, los del telecentro involucrados también merecen una alta cuota de protagonismo. Dayana Fonticoba Cabrera, productora de programas, lo ratifica en sus anécdotas: “Tuvimos que reunirnos para construir entre todos y a medida que hacíamos, aprendimos. Lo más difícil fue sentar a los maestros frente a las cámaras, pero luego fluyó, se apropiaron muy rápido del discurso televisivo. Pienso que mejoramos mucho y que, de ser preciso, podemos seguir haciéndolo con mucha calidad”.

Para Ariel Ernesto Hernández Mitjáns, jefe del departamento de producción y técnica del medio, la tarea ha sido titánica. “Por vez primera se transmite y graba a la misma vez. La programación habitual es de 52 horas y, sin afectarla, incorporamos 32 extras de teleclases. Hay que agradecer a ingenieros y técnicos que optimizaron el equipamiento para las dos parrillas, a los camarógrafos, luminotécnicos, bibliotecarias, maquillistas. A todo el equipo”, comentó.

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