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Enrique José Varona, uno de los intelectuales cubanos más influyentes

El camagüeyano Enrique José Varona fue uno de los intelectuales cubanos más influyentes en los finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Nació en la entonces villa de Santa María del Puerto Principe, actualmente Camagüey el 13 de abril de 1849

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Tomado de sitio web de la Contraloría General de la República de Cuba

El camagüeyano Enrique José Varona fue uno de los intelectuales cubanos más influyentes en los finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Doctor en Filosofía y Letras, destacado político, maestro, ensayista y periodista fue vicepresidente de la República neocolonial entre 1913 y 1917.

El plan de estudios para la enseñanza superior en Cuba inspirado y dirigido por el insigne pedagogo en 1900, en aquel momento secretario de Instrucción Pública, significó un extraordinario paso de avance para el desarrollo general de ese nivel de enseñanza en el país. Las ideas contenidas en el llamado Plan Varona fueron un estímulo para la gran reforma universitaria impulsada en Cuba en 1962.

Tuvo igualmente notable influencia en la educación cubana luego del cese de la dominación española sobre la Isla como profesor universitario y notable ensayista y filósofo. Dirigió el periódico Patria al morir José Martí y se convirtió en ícono de la juventud cubana de la década de 1930 por su incorruptibilidad y principios.

Nació en la entonces villa de Santa María del Puerto Principe, actualmente Camagüey el 13 de abril de 1849. Inició los estudios primarios en su ciudad natal, donde concluyó igualmente la segunda enseñanza en las Escuelas Pías de esa ciudad. A los once años comenzó el aprendizaje de idiomas, y con el tiempo llegó a dominar el latín, el griego, el inglés, el italiano, el francés y el alemán.

Desde pequeño evidenció ser un gran estudioso y en la vasta biblioteca existente en su casa entró en contacto con los clásicos de la antigüedad griega y latina y también con los españoles y con los escritores modernos. Sus aficiones por la literatura empezaron también desde muy temprano, como evidenció el premio otorgado por el Liceo de Puerto Príncipe a su Oda con motivo de la muerte de Gaspar Betancourt Cisneros, presentada a los primeros juegos florales, en 1867, y en ese mismo año inició igualmente sus colaboraciones literarias en El Fanal, de la propia ciudad.

Obtuvo el título de Bachiller en el Instituto de Matanzas en 1891, y los de Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras, por la Universidad de La Habana, en 1892 y 1893, respectivamente.

Escribió Varona en Patria dos documentos muy significativos: Cuba contra España y El fracaso colonial de España. Estos documentos expresan el pensamiento y las actitudes de los patriotas cubanos, por lo cual es considerado desde entonces como el filósofo del separatismo.

Concluida la Guerra Necesaria (1895-1898), Varona recibe la encomienda de efectuar la reforma escolar en el nivel de Secundaria y Enseñanza Superior, lo cual le lleva a desempeñar el cargo de Secretario de Hacienda y posteriormente de Instrucción Pública y Bellas Artes durante la ocupación norteamericana. Dicho plan entró en vigor a mediados del año 1900 mediante las Ordenes Militares 266 y 267 firmadas por el propio interventor estadounidense Leonardo Wood.

Según precisa la Revista Varona, de la actual Universidad de Ciencias Pedagógicas que lleva su nombre, “la encomienda de Varona era muy compleja pues al finalizar la guerra entre España y Cuba el 54 por ciento de la población de la isla a partir de los 10 años de edad no sabía ni leer ni escribir y solo el 1,4 por ciento se dedicaba a actividades profesionales. De ahí la necesidad de fundar sobre la base del pensamiento martiano una escuela nueva que responda a los intereses de formación de los cubanos en particular y los latinoamericanos en general de acuerdo con el contexto histórico-social de la época”.

Recuerda esa publicación que en los cuatro institutos de segunda enseñanza que existían entonces en el país se ingresaba desde los nueve años, y se estudiaban asignaturas como Análisis y Traducción Latina, Rudimentos de Griego, Elementos de Retórica y Poética, Composición Castellana y Latina, Ejercicios de Traducción de Lengua griega y Latina, entre otras que estaban desvinculadas de las necesidades del progreso científico y económico del país.

Dueño de una sólida y extensa obra, Varona no solo dejó una relevante producción literaria, sino también textos en los que se manifiesta un pensamiento actualizado y alerta frente a los crecientes avances de la sociología, la teoría de la cultura, el arte, la filosofía, la estética, la psicología, la pedagogía y la lógica entre otros temas.

“No es posible hoy referirse a la historia del pensamiento cultural cubano sin tener en cuenta las peculiaridades y significación, para su tiempo y el nuestro, de la enorme producción del destacado pensador camagüeyano, y, sobre todo, de su profundo sentido de la ética y honestidad intelectual”, resaltan sus estudiosos.

Al respecto Varona afirmaba en 1919: “no hemos de cambiar la naturaleza humana; pero podemos modificarla”. Y como método para ello aconsejaba la educación, pues a través de ella pensaba que sería posible ese mejoramiento.

Publicó libros de poesía y ensayo, y numerosos artículos periodísticos. Fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, y de la Sociedad Antropológica de Cuba, de la cual ostentó el cargo de Presidente, así como Catedrático Honorario de la Universidad de La Habana y Presidente de Honor de la Academia de la Historia de Cuba.

Integró el Consejo de Redacción de la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, de la Universidad de La Habana. Dictó numerosas conferencias acerca de los temas más variados, como la referida a El imperialismo yanqui en Cuba que pronunciara en la Academia de Ciencias de La Habana en 1921, y prologó distintos libros, entre ellos las Poesías de Luisa Pérez de Zambrana, publicado en La Habana, en 1920. Sus obras han sido traducidas al inglés, francés e italiano.

Colaboró en numerosas publicaciones nacionales y extranjeras como: Cuba Pedagógica, La Escuela Moderna, Heraldo de Cuba, Cuba Contemporánea, El Mundo, La Novela Cubana, Cuba y América (Revista), El Tiempo, Diario de la Marina, Revista Bimestre Cubana, Revista Carteles, Revista de Oriente, Hispanoamérica (de Honduras) y Repertorio Americano (de Costa Rica).

En política fue fundador del Partido Conservador, el cual presidió, y acompañó como vicepresidente al mayor general Mario García Menocal cuando este fue electo presidente de Cuba.

Al ocurrir en 1898 la intervención de los Estados Unidos en el conflicto hispano cubano creyó inicialmente que esto podría ser beneficioso para Cuba y fue bien recibido por el gobernador Leonardo Wood, pero después rectificaría sus opiniones cuando en 1906 se produjo la segunda intervención norteamericana. Entonces comprendió la significación y realidad de la Enmienda Platt y la situación de dependencia que tenía Cuba.

En la etapa republicana Varona no quiso inicialmente intervenir o participar en las actividades políticas que dieron base institucional a la República ni formar parte de la Asamblea Constituyente, y dedicó los siguientes años a ejercer como profesor de Filosofía Moral, Sicología y Sociología de la Universidad de La Habana.

Luego decidió reincorporarse a la política y fundó el Partido Conservador, el cual presidió. Acompañó como vicepresidente al Mayor General Mario García Menocal durante su primer mandato como Presidente de la República (1913-1917).

Identificado con los intereses de los estudiantes desde que ejerciera su cátedra universitaria, Varona devino en ícono de la juventud cubana de la década de 1930 por su incorruptibilidad y principios y un símbolo ante la dictadura machadista.

A la mañana siguiente de aprobarse la prórroga de poderes, el 30 de marzo de 1930 una manifestación estudiantil se dirigió a su casa para entregarle un manifiesto en el cual los estudiantes de la Universidad de La Habana condenaban la prórroga. La policía invadió entonces su casa, destruyó sus muebles y lo maltrató físicamente. Varona tenía en ese momento 80 años y falleció en La Habana el 19 de noviembre de 1933, a los 84 años.

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