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Blas Roca, el combatiente indoblegable

Nacido con el nombre de Francisco Calderío, el apelativo de Blas Roca surgió al calor de sus publicaciones revolucionarias y políticas aparecidas en diversos medios durante su etapa juvenil, en los cuales firmaba con ese seudónimo, devenido una suerte de estandarte.

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Tomado de sitio web del PCC

El ejemplo del revolucionario Blas Roca Calderío revive con más fuerza y pertinencia que nunca a 35 años de su fallecimiento, a causa de una enfermedad, el 25 de abril de 1987.

En tiempos de duro bregar del pueblo cubano por mantener sus conquistas soberanas y la justicia social ganada, al homenaje y la admiración merecida se suma la convicción por las lecciones que su vida fecunda entregó desde su temprana juventud, en su natal ciudad de Manzanillo.

Nacido con el nombre de Francisco Calderío, el apelativo de Blas Roca surgió al calor de sus publicaciones revolucionarias y políticas aparecidas en diversos medios durante su etapa juvenil, en los cuales firmaba con ese seudónimo, devenido una suerte de estandarte.

Venía del seno de una familia humilde y a pesar de que solo pudo asistir a la escuela hasta el cuarto grado, más tarde logró con gran esfuerzo pasar exámenes de magisterio y obtener el título correspondiente. Mas solo consiguió ejercer tres meses como maestro sustituto, pues no tenía las requeridas recomendaciones políticas demandadas para ello.

Era perseverante ese muchacho y no cedió en el empeño de ilustrarse aún más a toda costa, de forma autodidacta, leyendo mucho sobre todo. Al mismo tiempo aprendió el oficio de zapatero para ganar el sustento, como era tradición en su familia.

Tan temprano como a los 20 años comenzó a vincularse con el aprendizaje del marxismo-leninismo, y en 1929, a los 21, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño en 1925. Su desempeño valiente y tenaz dentro de los principios de esta ideología fue una línea suya de toda la vida e hizo de él un luchador indoblegable, como reconociera Fidel, por las causas justas.

Era por entonces Secretario General de la Federación Obrera de Manzanillo, y seguidamente tuvo un accionar notable en varias huelgas de zapateros y en la de estibadores de 1930.

Ya en 1931 se le ve fundando el Partido Comunista en Oriente, del cual resultara integrante del Comité Central. Una responsabilidad que también compartían Lázaro Peña y Jesús Menéndez.

Eran años de intenso accionar en los que creó una central sindical coordinadora de representantes de todas las tendencias de la clase obrera e impulsó tareas con un sentido lato de la lucha de clases.

Particularmente activo en esa década, bajo el gobierno del dictador Gerardo Machado desde 1925, a mediados de 1932 fue apresado y enviado por un año a una prisión de Guantánamo.

El aislamiento obligado no impidió su labor política y desde la cárcel escribió artículos que circularon clandestinamente.

También fundó un periódico en formato de mimeógrafo llamado Voz Proletaria, y enviaba colaboraciones a medios como Mediodía y Noticias de Hoy. Se las arregló, además, para ser integrante de la dirección de la revista mensual El Comunista.

En el crucial 1933, año de la marea revolucionaria que derrocó en agosto a Gerardo Machado, decide trasladarse al vórtice de la revolución popular. Lo hizo a fines de ese año.

Tenía razón al pensar que podía entregar más, pues en 1934 quedó electo Secretario General del Partido Comunista, a los 26 años. Representa a Cuba en un Congreso de la Internacional Comunista celebrado en Moscú.

A partir del 16 de mayo de 1938 el Partido Comunista de Cuba consiguió fundar un periódico de circulación diaria, nombrado Hoy, que tuvo que enfrentar los duros obstáculos y zancadillas de la clase burguesa en el poder. Blas Roca fue uno de sus directores, al igual que Carlos Rafael Rodríguez.

Los años siguientes también actúa como delegado a la Asamblea Constituyente de 1940 y logra ser diputado nacional por su partido en varias legislaturas.

El periodismo político-ideológico, como arma de combate, lo seguía atrayendo. Funda la Revista Fundamentos y colaboró en Gaceta del Caribe, Mella y La última Hora.

Aun le alcanzó el tiempo y la vida para ser Secretario General y Primer Vicepresidente del Partido Socialista popular (PSP).

Cuando Fulgencio Batista, devenido luego en dictador de Cuba, dio el golpe de estado en 1952, Blas Roca estuvo entre los que se opuso al acto fuera de la ley y más tarde combatió contra el régimen en las filas revolucionarias clandestinas.

La alborada de libertad ocurrida el primero de enero de 1959 trajo la cristalización de los sueños del fogueado luchador, que no se rindiera nunca. Integró entonces la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y posteriormente del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba.

Se sintió muy útil en la labor cumplida como director del diario Hoy hasta que este se uniera a Revolución y surgiera el periódico Granma en 1965. Con honor fue el primer presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, creada el dos de diciembre de 1976.

Entre sus méritos atesoró el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Jurídicas en la Universidad de la Habana en 1974, al tiempo que tuvo una notable contribución desde el puesto de máximo dirigente de la Comisión Redactora del Anteproyecto de Constitución de la República aprobada en 1976.

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