Muchas
gracias a la querida Cuba, como siempre tan solidaria, fueron las
palabras de gratitud del mandatario ecuatoriano a nuestro pueblo.
El Presidente Rafael Correa, como parte de sus continuas visitas a las
regiones devastadas por el terremoto del pasado 16 de abril llegó este
martes hasta el refugio donde viven en el poblado costero de Jama 132
personas a las que el sismo de 7.8 grados en la escala de Richter les
derribó sus casas.

Durante su recorrido por la municipalidad de Jama, lugar donde radica el
contingente de médicos cubanos Henry Reeve, el presidente Correa
dialogó con el doctor José Ernesto Betancourt, jefe de la brigada que
enviara nuestro gobierno a la provincia de Manabí, la más afectada junto
a la de Esmeraldas, por el terremoto. El mandatario se sorprendió al
conocer, que el equipo quirúrgico cubano en los últimos 44 días han
operado a más de 550 personas, un grupo de ellas víctimas del terremoto.

En declaraciones a la prensa, el Presidente de la República del
Ecuador reiteró su agradecimiento al pueblo y gobiernos cubanos por su
inmediata ayuda tras el fuerte sismo: «Muchas gracias a la querida Cuba,
como siempre tan solidaria». En una reciente entrevista, en la ciudad
de Bahía de Caráquez, el mandatario calificó a nuestra Isla como
«campeona mundial de la solidaridad», frase que reiteró en esta ocasión y
aclaró que así lo decía porque nuestro país en «proporción a su tamaño y
a su producción nacional, es el que mayor cooperación da en el mundo
entero».

Como el refugio del poblado de Jama, decenas de albergues ha
construido el gobierno nacional para proteger a la población, en el que
les garantizan alimentos, agua y medicina, así como seguridad y
distracción para los albergados. Correa conversó con los niños y
ancianos refugiados, incluso visitó las carpas donde viven las 32
familias.

El Contingente de Médicos cubanos Henry Reeve, integrado por 24
profesionales de la salud, desde su llegada a estas tierras estremecidas
de América horas después del terremoto han atendido a más de siete mil
ecuatorianos, muchos de ellos en las ciudades y poblados de Porto Viejo,
Bahía de Caráquez, Jama y Pedernales y en los bateyes más intrincados
de las montañas en la costa del Pacífico.