Mientras existan amor, altruismo, solidaridad y humanismo, ningún bloqueo o ley impuesta por el Gobierno de los Estados Unidos podrá apagar en Cuba la sonrisa y esperanza de sus niños, adolescentes y jóvenes.
Frente a las maniobras dirigidas a promover el hambre y las enfermedades del pueblo antillano, a causa del ensañamiento de la Casa Blanca por la recolonización de esta Isla, los programas sociales creados y potenciados por la Revolución cubana siguen mostrando su valía e incrementando los indicadores de calidad de vida.
La existencia continuada del bloqueo estadounidense por más de 60 años, sin asideros políticos ni jurídicos, contraviene la opinión mundial y en respuesta, cada día los cubanos apuestan por el ingenio y el desarrollo de la economía y la sociedad, sorteando obstáculos para preservar la soberanía.
A pesar de las carencias provocadas por las limitaciones de la política genocida que hoy recrudece el gobierno de Donald Trump, en la provincia de Camagüey, como en toda Cuba, se destinan cuantiosos recursos para los infantes con necesidades educativas especiales, el tratamiento de enfermedades crónicas, o la continuidad de estudios de las nuevas generaciones de antillanos, que también se alzan contra las sanciones inhumanas de la Casa Blanca.
Sus obvias intenciones de asfixiar económicamente a la Isla y llevar a la población a una situación de privaciones extremas con la pretensión de que renuncie a su independencia y autodeterminación, se revierte en la firmeza del pueblo cubano que ratifica su apego a la Revolución, y confirma su determinación de mantener y perfeccionar las conquistas lideradas desde 1959 por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. (Fotos: Humberto Cid González)
