No es azul, como el de millones de personas que crecimos escuchando la canción de Silvio Rodríguez dedicada al mitológico animal. Pero es también nuestro unicornio y está situado al final del Paseo del Prado, en el Parque de los Enamorados, de La Habana Vieja.

Su autor es Gabriel Cisneros Báez, un joven escultor de 28 años de edad, quien, desde el momento en que tomó el unicornio y lo sacó a la calle, para emplazarlo en un espacio público como parte de la 13ra. Bienal de La Habana, comprendió que había logrado el objetivo: sorprender a las personas, hacer sentir con la pieza e incentivar el deseo de interactuar con ella.

Esculpido en resina de poliéster, fibra de vidrio y con armazón de acero, Heraldo (título de la pieza) se integra al tránsito natural de la zona. «El unicornio está muy enlazado con el imaginario colectivo, los deseos, sentimientos. Es ilusión, ficción. Lo asocio con lo sensorial, con el espíritu, con un estado mental. Es una escultura que parece deambular por la ciudad y que rompe con el ideal de belleza del unicornio que uno tiene concebido. Eso para mí es muy interesante y agradable a los sentidos. Quería que sorprendiera al caminante», expresó a Juventud Rebelde.

Tomado de http://www.juventudrebelde.cu/cultura/2019-05-04/el-unicornio-de-gabriel