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¿Quiénes son los educandos con manifestaciones inadecuadas del comportamiento o trastorno de conducta?

Se define el trastorno de la conducta como “desviaciones que se presentan en el desarrollo de la personalidad de los menores, cuyas manifestaciones conductuales son variables y estables, esencialmente en las relaciones familiares, escolares y en la comunidad. Estas desviaciones tienen como base fundamental las influencias externas desfavorables” Colectivo de autores del Ministerio de Educación (1982).

Por su parte la Dra. Juana Betancourt (2000), considera que “se trata de una desviación en el desarrollo de la personalidad que se caracteriza por la afectación de la esfera afectivo-volitiva que se manifiesta en variadas formas anormales y relativamente estables de la conducta, producidas por deficiencias en las relaciones de la comunicación al no tener en cuenta las características peculiares del sujeto.

También existen un grupo de educandos con manifestaciones diferentes o inadecuadas en el comportamiento que no se han constituido en un trastorno, que no son estables, se trata de aquellos que presentan problemáticas como: impulsividad, hiperactividad y déficit atencional, las que caracterizan su actuación, haciéndola parecer inadecuada, a la vez que se convierte en un obstáculo para su aprendizaje y desarrollo.

Generalmente, ante buenas prácticas educativas, puede prevenirse su agravamiento para que no se convierta en un trastorno de la conducta.

Teniendo en cuenta las afectaciones que se producen en la esfera emocional – volitiva, es decir, una pobre e inadecuada formación de intereses, necesidades y las principales motivaciones del escolar, con un insuficiente desarrollo de sentimientos y las diferentes alteraciones en los procesos cognoscitivos, así como en las relaciones interpersonales, nos permiten plantear que hay una repercusión importante en el aprendizaje escolar, el cual, en ocasiones por torpeza que muestran los educandos, tiende a rendir por debajo de la norma, ello requiere del empleo de variados métodos para su prevención, detección, diagnóstico y atención.

Estas variabilidades que se dan en el área del comportamiento, cuando se agravan aparecen conformando uno de los grupos clasificatorios de los trastornos, es el caso de los trastornos por déficit de atención e hiperactividad, conocido por sus siglas como TDAH y el trastorno negativista desafiante. Sin embargo, como maestro, debes conocer cuáles son los signos de alerta que pudieran ayudarte a prevenir su aparición o agravamiento.

Existe consenso, cosa muy difícil, dadas las numerosas investigaciones publicadas en los últimos años sobre el TDAH, y, en ocasiones, con resultados contradictorios, fruto del incremento de este diagnóstico, en que se trata de “una condición o patrón de comportamiento inadaptado, de base neurobiológica, iniciado generalmente en la infancia, cuyos síntomas básicos son de carácter cognitivo-conductual: falta de atención, hiperactividad e impulsividad”.

Las cuestiones fácilmente observables que se relacionan con sus principales manifestaciones, las hemos listado a continuación para que puedas tenerlas en cuenta en tu práctica diaria, y que puedes detectar si de forma intencional analizas cada cosa que sucede en el grupo y con cada educando.

Déficit de atención, se caracteriza por:

  • Dificultades para mantener la atención en tareas.
  • Dificultad para centrarse en una sola tarea de trabajo o estudio.
  • No prestan atención suficiente a los detalles, por lo que aparecen errores en las tareas o trabajo.
  • No siguen instrucciones y no finalizan las tareas o encargos.
  • Parecen no escuchar.
  • Dificultades para organizar, planificar, completar y/o ejecutar las tareas.
  • Suelen evitar las tareas que implican un esfuerzo mental sostenido.
  • Se distraen fácilmente por estímulos irrelevantes.
  • A menudo, pierden objetos necesarios para las tareas.
  • Sí pueden poseer atención automática en actividades de su interés.

Hiperactividad, se caracteriza por:

  • A menudo, abandonan su asiento.
  • Mueven constantemente manos y pies.
  • Corren o saltan en situaciones inapropiadas.
  • Presentan dificultades para dedicarse tranquilamente a las diferentes actividades.
  • Hablan en exceso.
  • Siempre en movimiento, actúan “como impulsados por un motor”.

¿Cuáles son las consideraciones a tener en cuenta en el proceso docente educativo con educandos con alteraciones del comportamiento o trastornos de la conducta?

Lo primero a considerar es la importancia que adquiere la organización escolar, al posibilitar que se cumplan los principios de la educación en cuanto a la convivencia colectiva mediante la participación de los alumnos en todas las actividades comprendidas en el proyecto educativo del grupo y de la institución.

La organización escolar:

  • Se corresponde con las necesidades y potencialidades de los alumnos y del colectivo pedagógico fortaleciendo la relación de la escuela con la familia y los agentes y agencias de la comunidad.
  • Cumple con el principio correctivo-compensatorio que revela su carácter flexible, activo, preventivo y de proceso como fenómeno educativo que permite buscar vías para perfeccionar la atención integral de estos estudiantes.
  • Prevé una dirección participativa desde la planificación de sus actividades.
  • Garantiza un ambiente armónico entre todos los factores que intervienen en ella para contribuir a la formación de hábitos, valores y normas de convivencia que favorecen el proceso de dirección en la institución educativa.
  • Implica ordenamiento, armonía, participación colectiva, creatividad, objetividad.

Resulta esencial establecer relaciones afectivas positivas con los educandos que presentan manifestaciones inadecuadas del comportamiento, con un trato sincero y afectuoso independientemente del estado de ánimo que exterioricen logrando su activa incorporación a las actividades en los diferentes entornos.

Las tareas colectivas, por otra parte, son potenciadoras en el desarrollo de relaciones de camaradería y ayuda mutua, entre otras cualidades positivas de la personalidad.

La utilización de métodos y procedimientos para el trabajo educativo le permiten al maestro las vías para atender a los escolares con alteraciones en su comportamiento.

Entre ellos podemos mencionar la persuasión, ejemplo personal, análisis y debate de obras literarias, películas (destacando cualidades positivas y negativas), utilización eficaz de actividades prácticas y socialmente útiles (proyectos socio productivos en el huerto y jardines), el estímulo (la aprobación, el elogio, el agradecimiento) y la sanción, individual y colectiva (la advertencia, la amonestación privada y el análisis de las consecuencias de los errores), valorando las conductas manifiestas y no al niño.

Otro aspecto a tener en cuenta es el principio de la vinculación entre el estudio y el trabajo resultando esencial para el desarrollo de cualidades positivas. La experiencia de observar lo creado, el resultado del esfuerzo realizado y su utilidad, unidos al ejemplo que irradia la conducta del maestro contribuyen a potenciar el sistema de relaciones y la formación de determinados valores socialmente valiosos como la honestidad, la honradez, la solidaridad, la ayuda mutua y la responsabilidad.

Es importante desarrollar los proyectos socio productivos, técnicos y sociales aprovechando las alternativas de trabajo que ofrecen en jardines, parcelas, huertos, cría de animales y en algunos talleres, en dependencia de las características de la zona donde está ubicada la escuela y las edades de los alumnos, así como las actividades que se desarrollan en empresas, fábricas y centros de trabajo cercanas a la escuela, y lograr el compromiso y sensibilización de los trabajadores para que se conviertan en agentes educativos que supervisen y apadrinen a los estudiantes. Todo el proceso educativo concebido en estos proyectos debe quedar bien reconocido con antelación en convenios y compromisos entre las diferentes agencias de la comunidad y la escuela, con la activa participación de la familia.

La participación de los educandos en las actividades artísticas y físico – deportivas inciden decisivamente en sus sentimientos, actitudes y valores, mediante el reconocimiento de reglas necesarias y establecimiento de relaciones humanas adecuadas, elevando su socialización. Además de las clases de Educación Física y el deporte para todos, se incluirá la gimnasia antes de empezar las clases, los juegos de movimiento y ejercicios físicos en los recreos, todas estas actividades elevan la persistencia, la tenacidad y el esfuerzo por obtener metas superiores.

El juego para los escolares es una actividad que les permite canalizar su energía, los hace más sociables, desarrolla el liderazgo, las motivaciones, sentimientos positivos, el respeto entre compañeros y la consideración a los más débiles, además de la responsabilidad ante el grupo.

Las actividades artísticas, culturales y recreativas no solo fortalecen el prestigio de la institución en la comunidad, sino que educan por su valor ideológico, cognoscitivo y estético, en ellas deben tener una gran colaboración los padres, otros familiares, los centros y promotores culturales de la comunidad.

El trabajo organizado y planificado con los padres, tutores o personas responsables de los escolares se debe realizar mediante la orientación sistemática a través de diferentes vías, encaminado a reforzar la responsabilidad de la familia en la educación y su participación activa y sistemática en el proyecto educativo institucional para lograr la formación integral de sus hijos.

Contar con la participación de las organizaciones sociales, así como con otras agencias y agentes de la comunidad representa un apoyo insustituible a la labor educativa. No se logra el encargo social dado a las instituciones educativas sin la participación activa de la organización pioneril, la FMC, CDR, ACRC y otros.

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